miércoles, 22 de mayo de 2013

Bar Iberia


La máquina de café en la esquina donde dobla el mostrador,
como un fabuloso Cadillac quemando ruedas, leche, agua
y al fin el pocillo, que vuela como un no identificado objeto.
Un hombre impávido desliza con los coches su tardecita, pierde su mirada en una mina,
tuerce sus ganas de alcohol.
Limpia sigiloso con la servilleta, lo que queda de viejo en la mesa,
lo que queda de viejo en su voz.
Todo tiene que ver con Montevideo.
Pasa la tarde, cambia el sol su tenor de calor.
Los hombres se van, ya vieron los goles. Y las mujeres.
Las botellas vacías ruedan a los cajones.
Las máquinas quedan llenas de fichas y de ilusión.

Las cuentas, los números, cafetín. 



martes, 21 de mayo de 2013

Sin título


De José Ignacio Lucas Nieto, mi viejo.

Las piernas bien arriba.
La cabeza más arriba.
El cuerpo preparando,
fijando en el pastito,
bien verde concentrado.
Calentando seguro
de amor
lo que defiende.

Saludando con brazos
que acarician la tribuna.
Yendo a cada una
con respeto seguro
por el otro que transpira
los mismos entreveros.

Abrazando la redonda
que se ríe allá en el fondo.
Sin gestos de derrota
con rabia y energía.
Volvamos a empezar.
¡Volvamos a empezar!
Que aún la tarde tiene ganas
no se rinde por brillar.

miércoles, 8 de mayo de 2013

De pana



Para el Lobo Guerra

Blanco para patadas el lobo,
arquea su cintura en la estepa,
chorrea en su costado una certeza: burlar una vez más esa defensa.
Frena, mira hacia un lugar y hacia otro.
Patea, no, la vuelve a traer cual polea.
Arranca y frena, otra vez regatea, al aire,
pues la pelota espera en el amague,
una nueva pisada.
Mientras, Caracas enmudece su miseria
y se encanta con una pared
que ésta vez el lobo

devuelve con la cadera.

El Lobo Guerra (18) a punto de cometer una gloriosa picada al arquero.
Fotografía de Noel Langone.

Tres Tiros



"Gracias por tanto perdón por tan poco" (popular rezo de bandera) .

 
Mi cabeza va a mil, subo al pretil, de una ilusión.
Alisto el mate, silbo una canción: Rocanrol.
Obro fútbol, cebo un disparo certero.
Obro fútbol, beso la camiseta por la que muero.
Obro fútbol, cambio la yerba de otro gol en contra.
Obro fútbol, la barra brava pondrá la nota

(ómnibus verde, destino de estadio
atravieso barrios, recuerdos, pasados.
Reviso las mujeres, las casas, los patios.
Mis oídos ansían la melodía del silbato)

El fútbol y vos y yo, palpitando un nuevo encuentro.
La camiseta de turno, nerviosa, flamea por dentro.
Entrando en el barrio, escucho, siento.
Los cánticos hinchas eligen un vals:

hasta que la muerte nos separe.

Ilustración de Marcos Ibarra