Para
Bigote López
He
querido escribirte mil poemas, uno por gol y más.
Pero
basta tan solo con verte correr tras la gallina,
entorpecer
el destino del cuero, peinar gramilla, o sacudir polvo.
Basta
esa melena como azote del número en tu espalda.
Basta
verte vestir como un tatuaje ese amarillo y rojo,
ese
whisky y sangre, ese Canario y ladrillo.
Esa
casaca con esa solapa llena de barrio.
Ese
griterío en el escudo, ese tamboril en el costado.
Repique
y piano en el área, chico el mundo
grande
Obdulio.
Y
una vez más, con pedazos de mundo en los tapones,
romper
esa red de lo dicho, decir otra vez la palabra
que
pocos saben decir.
Alarido
de indio en la tierra, un pacto de amor de bandera.
Un
centro de gol es la escuela, puntazo certero a la esfera.
La
esquina se pinta, se presta el alma,
nunca
se vende lo que no se calma.
Y
una vez más romper esa red de lo dicho, doblar las púas con el grito,
sacudir
los colores ardidos y saber
que
debajo de tu camiseta está la música.
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